domingo, 14 de agosto de 2016

Pan rallado casero.

  • Dificultad: Muy fácil
  • Preparación: 30 minutos
  • Precio: Económico
Si quieres aprender a preparar tu propio pan rallado, sea con gluten o sin gluten, con este procedimiento lo harás de forma fácil y rápida. Además, puedes preparar pan rallado especiado para tus recetas más exclusivas, no te quedes en el clásico pan rallado con ajo y perejil, prueba con tus especias favoritas para conseguir nuevos sabores.

Además, reutilizarás el pan, y no tendrás que desperdiciarlo, también podrás darle tu toque personal, más molido, con trozos grandes, más salado...



Ingredientes:
  • Restos de pan de varios días.
Opcional:
  • Ajo en polvo.
  • Perejil seco.
  • Especias al gusto.
Para realizar nuestro pan rallado casero, lo ideal para acabar más rápido es utilizar un procesador de alimentos. No hace falta que sea un procesador grande y caro, el mío lo compré en Lidl por unos 12 euros aproximadamente, y el vaso que trae es de medio litro. Sino, siempre puedes utilizar un rallador manual, del grueso que prefieras, aunque en cuanto lleves un poco vas a sentir que cansa muchísimo. También podrás hacerlo con cuidado usando una batidora de vaso o una de mano.

Lo ideal es que el pan esté duro, pero no demasiado, lo justo para que se pueda trocear. El tamaño de los trozos dependerá del tamaño de tu procesador de alimentos y su potencia. Si tienes mucho pan, ve haciéndolo poco a poco para que no queden unas partes muy finas, casi como harina, y trozos grandes mezclados.



Una vez que tengas todo el pan rallado, extiéndelo sobre la bandeja del horno precalentado a 150ºC, sobre un papel vegetal si puede ser. Una vez introducido en el horno, deja tostar a tu gusto, al menos unos 10 minutos, vigilando para que no se queme.

Si se te quema puedes retirar sólo la parte quemada, pero probablemente acabe prácticamente toda la bandeja con un sabor amargo bastante desagradable. Dependerá de ti y de cuanto se haya quemado ver si lo conservas o no.



Cuando se haya tostado un poco, déjalo que se enfríe. Una vez frío ya podrás especiarlo si quieres, con ajo y perejil, nuez moscada, pimienta, etc.

Consérvalo en una bolsa bien cerrada o en un tupper.


















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